Hoy me he despertado con ganas de continuar. Anoche me venían muchos recuerdos a la mente, muchos pensamientos contradictorios.
Por un lado, momentos que sé que no disfruté lo suficiente por estar pensando en mi físico y en las calorías que ingería (o en sí tendría posibilidad de quemarlas después). Ya sabéis a qué me refiero: días en la playa, piscina, cumpleaños... Pero es que incluso los días de ocio con amigos, cuando se basaban en el deporte, también tenía problemas. Hubo un día, por ejemplo, en que fuimos a la sierra. A mi me encanta hacer senderismo y además pensé "wow, voy a poder quemar un montón de calorías". Dejando a un lado lo triste que es que me hiciera ilusión principalmente por quemar calorías, el caso es que calculé cuantas calorías quemaría si iba a una velocidad determinada y terminaba el sendero en un tiempo determinado, y calculé cuanto me haría bajar de peso esas calorías. El resultado fue que acabé de mal humor, porque mis amigos iban más lento de lo que yo esperaba y eso me iba a hacer quemar menos calorías. Horrible. Triste. Patético. Lo sé.
En definitiva, me venían a la mente cosas que me hacían querer continuar con la recuperación.
Pero también estaban los pensamientos nocturnos de ayer, lunes, sobre lo mucho que había comido en todo el día. Sobre que no había hecho ejercicio (estaba con fiebre pero eso me daba igual), sobre que debía haber aprovechado la excusa de estar enferma para ayunar. En su momento, esas cosas me parecían motivos para dejar la recuperación y permitir que la anorexia siguiese invadiendo mi cuerpo. Pero ahora que lo leo, ya no. No es eso lo que quiero en mi vida.
Esta mañana, por eso, me he levantado con ganas de continuar.
Ayer hice 3 comidas, y además bastante abundantes, porque tenía que recuperar mi salud física (gripe). También me pasé todo el día en cama, por éste mismo motivo. Prometí no pesarme, pero tenía mucho miedo de todo lo que habría engordado. Pero, ¿sabéis qué?. Nada, ni un solo gramo de más.
Prometí desayunar a diario, y así lo he hecho. He estado mucho rato pensando en qué coger. Mi opción instantanea fue un té y una fruta (en concreto un kiwi). Pero no lo hice. Porque me apetecía un zumo, con sus calorías, no una taza de agua insípida. Y porque puestos a elegir una fruta, prefería un platano, porque me gusta su sabor. Pero el platano engorda, así que no. Mejor el kiwi. No, porque sé que sólo queria el kiwi por sus efectos laxantes. Así que no. No. NO.
Decidí ser fuerte y tomar un par de tostadas y un zumo. Quería untarlas con jamón de york y queso philadelphia (esa mezcla sabe deliciosa). Pensé que... bueno, si solo me echaba el jamón de york engordaría mucho menos. Pero NO. Porque me apetecía el queso philadelphia. Porque quiero luchar. Y sobre todo, porque la gente normal no engorda con todo lo que come. Engorda con una vida sendentaria y llena de grasas, pero no por comer normal.
Así que cogí las dos rebanaditas de pan y me las unté con esa rica crema y le puse un par de lonchitas del jamón.
Pensé quitarles la corteza al pan, para que tuviera menos calorías. Pero NO.
Ahora lo tengo todo delante. Comer será la tarea más sencilla. Lo difícil será después. La culpa. Las ganas de vomitar o de laxarme. Pero NO.
Luego quiero hacer algo de ejercicio, pero esperaré un par de horas después del desayuno, porque, de otro modo, estaría usando el ejercicio para liberar la culpa de haber desayunado. Y NO.
Porque no tengo que sentirme culpable de haber desayunado.
Hola que tal la verdad me identifico mucho contigo cada vez que como me siento culpable pero al igual que tu empece mi reto esta semana comer sanamente y hacer ejercicio claro como lo mencionas tu es pero que todo resulte bien ya que es un largo camino por recorrer.. saludos.
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