sábado, 11 de abril de 2015

Reflexiones o delirios febriles

Hoy ha sido el salón del manga de mi ciudad.
Hoy llevaba un cosplay de Misty, de pokemon, el cual, al cabo de 3 o 4 horas, he acabado quitándome y cambiado por mi ropa normal (alegando falsamente que tenía frío).
El motivo: me sentía avergonzada, ridícula, asquerosa... Todo porque me sobran unos kilos.
La tarde iba avanzando y me fijaba en otras chicas, mucho más delgadas que yo, a las que sus cosplays les quedaban totalmente increíbles. Incluso vi otras chicas que también iban de Misty.
Fui al salón a pesar de que llevaba un par de días regular de salud (nada grave, un simple catarro por el cambio de tiempo), y, como era de esperar, con el frío y mi ropa corta (además de que me tome un granizado), me puse mucho peor y me vi volviendo a mi casa 3 horas antes de lo que tenia previsto. Me acompañó mi novio, y me dijo que me notaba rara, que "sabia que no todo mi malestar era por la salud". Me puse a la defensiva sin darme cuenta, celosa, sobre las otras chicas en cosplay. Le acuse de que le gustaron mas que yo.
En realidad, si lo pienso con calma, se que el no mira otras chicas, porque es un muy buen niño, y que todos mis celos se basan en mi propio complejo.

Al final me derrumbe y le conté que me veía gorda y fea, le confesé el motivo real por el que me quite el cosplay a media tarde. Y llore mucho. El me consoló, me dijo que me veía preciosa, que para él no había mujer mas bonita en el mundo, que me amaba y me deseaba. Que no estaba gorda, y que era cierto que no estaba del todo flaquita, pero que eso a el no le importaba. Y que, igualmente, si quería adelgazar era libre de hacerlo, y que de hecho lo estaba haciendo, que me veía esforzarme mucho con el ejercicio.

Y yo lloré más. Porque, sabeis? Yo se que el no mentía en las cosas que me dijo. Y ahi le confesé... Que mi autoestima dependía muchísimo de lo que los demás opinaran de mi, y que odiaba eso; que aunque fuese horrible el mundo no estaba hecho para las chicas gordas; que me daba pánico la llegada del verano y que... Me daba miedo que, cuando adelgazase todo lo que quería, siguiese sin verme bien. Porque el problema estaba en mi autoestima, entonces, daba igual lo que pesara, si fuese flaca ya me sacaría otro defecto con el que torturarme. E incluso si al adelgazar mi autoestima subiese, seguiría siendo horrible porque, pensadlo: "si peso 40 kg soy feliz, si subo a 45 dejo de serlo". Que clase de vida es esa? (Este ejemplo a el se lo puse con 50 - 55 porque el no sabe que quiero bajar tanto).

No se de donde saqué el valor para confesarle a mi chico cosas que me daba miedo confesarme a mi misma, pero lo hice.

Me abrazó. Me besó. Me cuidó. Y, al llegar a casa, me dio un largo masaje, acaricio todo mi cuerpo mientras me decía lo sensual que me veía con cosplay y, finalmente, hicimos el amor de la manera más tierna, quedándonos dormidos inmediatamente después.

Ahora él ha salido con unos amigos, después de cenar. Yo he cenado con él.
Ahora estoy sola. Y apunto en mi diario que en el día de hoy he ingerido 1000 kcal, quemadas unas 600 y que no he podido hacer el pedaleador.

Ahora reflexiono sobre todo lo ocurrido hoy y pienso, que la gente normal no sabe cuantas calorías exactas consume. Y no llora desconsolada por pesar algo mas de lo normal. La gente normal no evita reuniones familiares o salidas con amigos solo para no tener que comer. La gente normal no se tortura por comer 10 gramos más de algo.

Eso me lleva a... No sé, a tener un doble pensamiento. Por un lado quiero adelgazar cuanto antes mejor, para acabar rápido con esto. Por otro se que da igual cuanto adelgace, siempre necesitare mas si sigo en esto. Me sentiré cada día peor. Me consumire por dentro.

Siendo honesta, antes de caer en este infierno de atracones, ayunos, laxantes y culpas, con 10 kilos más, era más feliz. Me preocupaba menos, disfrutaba cuando salía con amigos, disfrutaba cuando mi novio me invitaba a cenar o me regalaba chocolates, iba a la playa feliz, iba de vacaciones disfrutando el momento. Salia en las fotos sonriendo con ganas, da igual como saliese. No como ahora, que busco desesperada el ángulo desde el cual la cámara me haga mas delgada.

Esto tiene que cambiar. No se como, pero tiene que acabar. No puedo seguir así. Mi felicidad debe depender de los momentos vividos, no de cuanto marque la báscula cada mañana.
Quiero adelgazar. Lo quiero y lo necesito. Pero de otro modo.
Porque también quiero ser feliz.

Lo quiero y lo necesito... Con todas mis fuerzas.

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